Apenas se realizó el sorteo del mundial, ya se sabía cuál iba a ser, en los papeles, la lucha por la segunda ubicación del grupo B: Estados Unidos y Gales se enfrentarían para saber quien iba a acompañar a Inglaterra a la segunda fase de la Copa del Mundo.
Y aunque se preveía un encuentro más parejo, fue todo lo contrario: Estados Unidos comenzó teniendo el control del esférico y jugando en campo rival, mientras que la selección galesa se recluyó, con sus líneas bien juntas esperando acertar algún contragolpe.
A pesar de disponer de las acciones más importantes, los norteamericanos no lograban acertar en los metros finales. Recién a los 35 minutos del primer tiempo pudieron romper el cero en el marcador gracias a una gran jugada individual de Pulisic que dejó solo a Weah (hijo del recordado George Weah) para que defina frente a la salida del arquero galés.
Pero el segundo tiempo fue una sombra de lo sucedido en los primeros 45 minutos: Estados Unidos se replegó en el campo de juego, y Gales se aprovechó de esa situación para inclinar la cancha a su favor. Garreth Bale y sus compatriotas iban constantemente, pero fallaban en ¾ de cancha: chocaban con su deficiencia a la hora de convertir y contra Matt Turner, arquero norteamericano que mantuvo su valla en cero luego de un cabezazo a quemarropa desde el borde del área chica.
Con el correr de los minutos, ambas selecciones comenzaron a acusar recibo del esfuerzo y del cansancio; pero fueron los dirigidos por Gregg Berhalter los que acomodaron mejor en los últimos 15 minutos del encuentro. Bale, emblema y figura de la selección galesa, había tenido muy poca participación durante casi todo el encuentro; pero a falta de 10 minutos para la finalización del encuentro, recibe una falta dentro del área grande que cambio por gol para poner tablas en el marcador y dejar el encuentro abierto a cualquiera.
En los últimos minutros del encuentro, ambas selecciones se conformaron con el empate y ninguna quería arriesgar de más; quizás por su estilo de juego Estados Unidos mantuvo el control del balón, pero sin traer demasiado peligro al arco defendido por Wayne Hennessey.
Gales enfrentará a Irán mientras que los norteamericanos tendrán una parada difícil contra el candidato Inglaterra.